Palabras del Almirante Craig Faller, Comandante del Comando Sur de EE. UU. en la Ceremonia de Apertura de la Conferencia Centroamericana de Seguridad

Buenos días y bienvenidos. Presidente Hernández, Ministro Díaz, General Ponce, Sargento Mayor Molina, gracias por su liderazgo como anfitriones de la Decimocuarta Conferencia de Seguridad Centroamericana y la Segunda Conferencia Regional para nuestros suboficiales de grado mayor.

También queremos agradecerles a nuestros moderadores por ayudarnos a navegar los temas complicados que tenemos previsto tratar. tenemos dos días y mucho terreno que cubrir.

Yo espero con entusiasmo un diálogo sustantivo sobre cómo podemos mejorar nuestra colaboración, y espero que todos podamos comprometernos a suministrar una matriz finalizada sobre las amenazas durante la Conferencia Regional de Inteligencia Centroamericana en julio. también quiero proponer que incrementamos nuestras interacciones, quizás de manera virtual, para que podamos compartir información crítica durante todo el año.

Antes de comenzar hoy, quisiera compartir algunas perspectivas sobre el rol de las fuerzas armadas y orden público en combatir pandillas y el crimen organizado transnacional.

Las maras y otros grupos criminales presentan una amenaza real y seria a cada país en nuestro vecindario. Ellos asaltan el estado de derecho y los derechos humanos con sus tácticas brutales y descarada indiferencia por la vida humana. estas organizaciones juegan por una serie de normas distintas. Ellos tratan con intimidación y violencia … ellos no respetan nuestras leyes, nuestros pueblos, o nuestras constituciones.

Pero nosotros sí. Nuestro respeto por las leyes, nuestros pueblos, a las constituciones forman la base de nuestra legitimidad como profesionales militares y del orden público. y al enfrentar a estos grupos criminales ilegítimos, la ventaja más fuerte es nuestra legitimidad.

Todos somos testigos de la lucha venezolana – la lucha entre un líder legítimo y uno criminal e ilegítimo – y un ejército que debe decidir a quién representa: a su pueblo o a un tirano. yo creo que vale la pena reflexionar juntos sobre estos asuntos.

Nuestra legitimidad empieza con el juramento que cada uno de nosotros hacemos de proteger nuestros ciudadanos y nuestras constituciones. cumplir esos juramentos – sí o sí – es nuestro más sagrado deber.

Nuestra legitimidad se refuerza en muchas maneras distintas. Lo reforzamos siendo más efectivos en darles resultados a nuestros ciudadanos, desarrollando el talento de cada miembro individual en nuestras instituciones y colaborando a lo largo de los servicios y las agencias que le brindan seguridad a nuestros países y vecindarios.

Pero, sobre todo, reforzamos nuestra legitimidad con las acciones y las decisiones que tomamos, permaneciendo siempre apolíticos, y sosteniendo y defendiendo los valores compartidos como los derechos humanos, es estado de derecho, y la soberanía.

Lo reforzamos siguiendo un sendero ético cada día … siempre haciendo lo correcto – honrando los juramentos que hicimos. caminando por la vía de la ética genera confianza a lo largo de nuestras instituciones. genera confianza entre nuestras instituciones, y genera confianza entre los ciudadanos a los que servimos.

Nuestros adversarios saben que la mejor manera de socavar nuestra legitimidad es a través de la corrupción. La corrupción viene en muchas formas, como el soborno, los privilegios especiales, las concesiones, y los negocios sin compromiso. puede venir de muchos venir de muchos lugares, de un criminal e incluso de un estado nación.

Cualquiera sea su forma o cualquiera sea la fuente, la corrupción puede ser frustrantemente efectiva. Un solo acto de deshonestidad o de auto-interés puede deshacer relaciones como tomaron años construir. También puede romper la confianza que nuestros ciudadanos tienen en nosotros.

Hemos visto lo que ocurre cuando la corrupción penetra los más altos niveles de gobierno. solo hay que mirar hacia Venezuela y lo que Maduro y sus secuaces le han hecho a esa nación de pasado próspero y a su ejército, que una vez inspiró orgullo.

Tenemos que combatir la corrupción con la misma urgencia que traemos a la lucha contra las organizaciones criminales. Para lograrlo, tenemos que crear instituciones fuertes y profesionales, y equipos integrados y efectivos. Al hacerlo, contaremos con nuestras mayores virtudes: legitimidad y confianza – y nunca apartarnos de nuestro código moral. estos son los faros que guían nuestro camino a seguir, juntos.

Gracias.