Auditorio Dean Acheson
Washington, D.C.
28 de diciembre de 2016
Extracto
- Esta es una cuestión en la que, como todos ustedes saben, he trabajado intensamente durante mi tiempo como Secretario de Estado por una sencilla razón: porque la solución de dos Estados es la única manera de lograr una paz justa y duradera entre israelíes y palestinos. Es la única manera de asegurar el futuro de Israel como estado judío y democrático, de vivir en paz y con seguridad con sus vecinos. Es la única manera de asegurar un futuro de libertad y dignidad para el pueblo palestino. Y es una forma importante de promover los intereses de Estados Unidos en la región.
- El voto en las Naciones Unidas fue acerca de preservar la solución de dos estados. Eso es lo que estábamos defendiendo: el futuro de Israel como estado judío y democrático, de vivir lado a lado en paz y con seguridad con sus vecinos. Eso es lo que estamos tratando de preservar, por nuestro bien y por el de ellos.
- Ningún gobierno estadounidense ha hecho más por la seguridad de Israel que el de Barack Obama. El primer ministro israelí ha señalado nuestra cooperación militar y de inteligencia, y cito: “sin precedentes”.
- Una y otra vez hemos demostrado que apoyamos a Israel. Nos hemos opuesto firmemente a los boicots, las campañas de desinversión y las sanciones dirigidas contra Israel en los foros internacionales, siempre que se atacó su legitimidad, y hemos luchado por su inclusión en todo el sistema de las Naciones Unidas. En medio de nuestra propia crisis financiera y déficit presupuestario, hemos incrementado repetidamente el financiamiento para apoyar a Israel. De hecho, más de la mitad de todo nuestro financiamiento militar extranjero se destina a Israel. Y este otoño, concluimos un histórico memorando de entendimiento de $38.000 millones que supera cualquier paquete de asistencia militar que Estados Unidos haya proporcionado a cualquier país en cualquier momento y que será invertido en misiles de defensa de vanguardia y sostendrá la ventaja militar cualitativa de Israel en los años venideros.
- La verdad es que las tendencias sobre el terreno –la violencia, el terrorismo, la expansión de los asentamientos y la aparentemente interminable ocupación– se están combinando para destruir las esperanzas de paz de ambos lados y cimentar cada vez más una realidad irreversible de un solo estado que la mayoría de la gente realmente no quiere.
Hoy en día, hay un número similar de judíos y palestinos que viven entre el río Jordán y el mar Mediterráneo. Tienen una elección. Pueden elegir vivir juntos en un solo estado, o pueden separarse en dos estados. Pero existe una realidad fundamental: si la elección es un solo estado, Israel puede ser judío o democrático –no puede ser ambos– y nunca estará realmente en paz. Además, los palestinos nunca podrán realizar plenamente su gran potencial en una patria propia con una solución de un solo estado.
- Tras décadas de conflicto, muchos ya no ven al otro lado como personas, solo como amenazas y enemigos. Ambos lados continúan impulsando una narrativa que juega con los temores de la gente y refuerza los peores estereotipos en lugar de trabajar para cambiar las percepciones y aumentar la creencia en la posibilidad de paz.
- Y la verdad es que la polarización extraordinaria en este conflicto se extiende más allá de israelíes y palestinos. Los aliados de ambas partes se contentan con reforzar esto con una mentalidad de nosotros o: “estás con nosotros o contra nosotros” donde con demasiada frecuencia alguien que cuestiona las acciones palestinas es un apologista de la ocupación y cualquiera que no esté de acuerdo con la política israelí se considera anti-Israel o incluso antisemita.
- Esta decisión crítica sobre el futuro –un estado o dos estados– se está tomando efectivamente sobre el terreno todos los días, a pesar de la opinión expresada por la mayoría de la gente.
- El status quo está conduciendo hacia un solo Estado y una ocupación perpetua, pero la mayoría del público lo ignora o ha perdido la esperanza de que se pueda hacer algo para cambiarlo. Y con esta resignación pasiva, el problema solo empeora, los riesgos se hacen mayores y las opciones se reducen. Esta sensación de desesperanza entre los israelíes se ve exacerbada por la continua violencia, los ataques terroristas contra civiles y la incitación, que están destruyendo la creencia en la posibilidad de paz.
- Permítanme enfatizar: esto no quiere decir que los asentamientos sean la causa total o incluso principal del conflicto. Por supuesto que no lo son. Tampoco se puede decir que si de repente los quitaran, tendrían paz. Sin un acuerdo más amplio, no podría decirse. Y entendemos que en un acuerdo definitivo sobre el Estado, ciertos asentamientos pasarán a formar parte de Israel para dar cuenta de los cambios que han tenido lugar en los últimos 49 años –eso lo entendemos– incluyendo las nuevas realidades demográficas que existen en el terreno. Tendrían que ser tomados en cuenta. Pero si más y más colonos se están trasladando hacia el centro de las áreas palestinas, será mucho más difícil separar, mucho más difícil imaginar la transferencia de soberanía, y ese es exactamente el resultado que algunos están acelerando resueltamente.
- Seamos claros: la expansión de los asentamientos no tiene nada que ver con la seguridad de Israel. Muchos asentamientos en realidad aumentan la carga de seguridad sobre las Fuerzas de Defensa de Israel. Y los líderes del movimiento de colonos están motivados por imperativos ideológicos que ignoran completamente las legítimas aspiraciones palestinas.
- Podrá escucharse que estos asentamientos remotos no son un problema porque solo ocupan un porcentaje muy pequeño de la tierra. Bueno, una y otra vez lo hemos dejado claro, no es solo una cuestión de la cantidad total de tierra disponible en Cisjordania. Se trata de si la tierra se puede conectar o se divide en pequeñas parcelas, como el queso suizo, que nunca podría constituir un estado real. Cuantos más puestos de avanzada se construyan, cuantos más asentamientos se expandan, menos posible será crear un estado contiguo. Así que al final, un asentamiento no es solo la tierra en la que está, sino también cómo la ubicación influye en el traslado de personas, cómo influye en la capacidad de un camino para conectarse, cómo influye en el sentido de estado que se desmorona con cada nueva construcción. Nadie que piense seriamente en la paz puede ignorar la realidad de lo que los asentamientos suponen para esa paz.
- Actualmente hay alrededor de 2.75 millones de palestinos que viven bajo la ocupación militar en Cisjordania, la mayoría de ellos en las zonas A y B –el 40 por ciento de Cisjordania– donde tienen una autonomía limitada. Están limitados en sus movimientos cotidianos por una red de puntos de control, y no pueden viajar hacia o desde Cisjordania sin un permiso de los israelíes.
- Por eso, si solo hay un estado, habría millones de palestinos viviendo permanentemente en enclaves segregados en medio de Cisjordania, sin derechos políticos reales, con sistemas legales, educativos y de transporte separados, con grandes disparidades de ingresos, bajo una ocupación militar permanente que les priva de las libertades más fundamentales. Separación y desigualdad es lo que se tendría. Y nadie puede explicar cómo funciona eso. ¿Aceptaría un israelí vivir de esa manera? ¿Aceptaría un estadounidense vivir de esa manera? ¿Lo aceptará el mundo?
- Una cosa sabemos: si Israel se va por el camino de un estado, no tendrá nunca una paz verdadera con el resto del mundo árabe, y puedo decirlo con certeza. Los países árabes han dejado claro que no harán la paz con Israel sin resolver el conflicto palestino-israelí. No es allí donde están sus lealtades. No es allí donde están sus políticas.
Pero aquí hay algo nuevo. Los intereses comunes en la lucha contra las actividades desestabilizadoras de Irán y la lucha contra los extremistas, así como la diversificación de sus economías, han creado posibilidades reales de algo diferente si Israel aprovecha la oportunidad para la paz. He pasado mucho tiempo analizando esto con importantes líderes árabes, y no hay duda de que están preparados para tener una relación fundamentalmente diferente con Israel. Eso se afirmó en la Iniciativa de Paz Árabe, hace años. Y en todas mis recientes conversaciones, los líderes árabes han confirmado su disposición, en el contexto de la paz israelí-palestina, no sólo para normalizar las relaciones, sino para trabajar abiertamente a fin de asegurar esa paz con una importante cooperación de seguridad regional. Eso está esperando. Eso está ahí mismo.
Muchos han demostrado su voluntad de apoyar las negociaciones serias entre Israel y Palestina y de dar pasos hacia la normalización de las relaciones –incluidas las reuniones públicas– siempre que haya avances significativos hacia una solución de dos Estados. Esa es una oportunidad real que no se debe perder.
- Hemos insistido repetida y enfáticamente a los palestinos en que debe cesar toda incitación a la violencia. Hemos condenado constantemente toda la violencia y todo el terrorismo, y nos hemos opuesto firmemente a los esfuerzos unilaterales para deslegitimar a Israel en los foros internacionales.
Hemos hecho innumerables exhortaciones públicas y privadas a los israelíes para detener la marcha de los asentamientos. En literalmente cientos de conversaciones con el primer ministro Netanyahu, he dejado claro que la continuación de la actividad de asentamiento solo aumentaría la presión para una respuesta internacional. Todos sabemos desde hace tiempo que los palestinos tenían la intención de avanzar con una resolución de los asentamientos, y advertí repetidamente al primer ministro que una mayor actividad de asentamientos solo invitaba a la actuación por parte de las Naciones Unidas. Sin embargo, la actividad de asentamientos ha continuado aumentando: incluyendo el avance de la legislación sin precedentes para legalizar los asentamientos de colonos, que el propio primer ministro advirtió que podría exponer a Israel a la acción en el Consejo de Seguridad e incluso al enjuiciamiento internacional antes de decidir apoyarla.
- Al final, no podemos, con la conciencia tranquila, proteger los elementos más extremos del movimiento de colonos cuando trata de destruir la solución de los dos estados. No podríamos, con la conciencia tranquila, ignorar las acciones palestinas que fomentan el odio y la violencia. No es el interés de Estados Unidos ayudar a ninguno de los lados a crear un estado unitario. Tal vez no podamos detenerlos, pero no se puede esperar que los defendamos. Y ciertamente no es el papel de ningún país votar en contra de sus propias políticas.
Es por eso que decidimos no bloquear la resolución de la ONU que deja claro que ambas partes tienen que tomar medidas para salvar la solución de dos estados mientras todavía haya tiempo. Y no tomamos esta decisión a la ligera. El Gobierno del Presidente Obama siempre ha defendido a Israel contra de cualquier esfuerzo en la ONU y en cualquier foro internacional, o resoluciones partidarias y unilaterales que buscan socavar su legitimidad o seguridad, y eso no ha cambiado. No cambió con este voto.
- Los gobiernos anteriores de ambos partidos políticos han permitido que se aprobaran las resoluciones que criticaban a Israel, incluso en los asentamientos. En decenas de ocasiones con George W. Bush, el Consejo aprobó seis resoluciones contra las cuales se opuso Israel, incluyendo una que apoyaba un plan que pedía una congelación completa de los asentamientos, incluido el crecimiento natural.
- Si hubiéramos vetado esta resolución el otro día, Estados Unidos habría estado otorgando licencia para una construcción de asentamientos sin restricciones a la que nos oponemos fundamentalmente.
- Rechazamos la crítica de que este voto abandona a Israel. Todo lo contrario, no es esta Resolución lo que está aislando a Israel: es la política de construcción permanente de asentamientos lo que pone en peligro poder conseguir la paz. Prácticamente todos los países del mundo aparte de Israel se oponen a los asentamientos. Eso incluye a muchos amigos de Israel -incluidos el Reino Unido, Francia y Rusia-, todos los cuales votaron a favor de la resolución de asentamientos en 2011 que nosotros vetamos, y este año otra vez junto con todos los demás miembros del Consejo
- Respetamos plenamente los profundos lazos históricos y religiosos de Israel con la ciudad y sus lugares sagrados. Nunca lo hemos cuestionado. Esta resolución no prejuzga en modo alguno el resultado de las negociaciones sobre el estado permanente de Jerusalén Este, que por supuesto deben tener en cuenta los lazos históricos y las realidades sobre el terreno.
- Rechazamos enérgicamente la noción de que de alguna manera Estados Unidos fue la fuerza impulsora de esta resolución. Estados Unidos no redactó esta resolución ni la presentamos. Fue redactada por Egipto: fue redactada y creo que introducida por Egipto.
Y durante el tiempo del proceso hasta que salió, dejamos claro a otros, incluidos los del Consejo de Seguridad, que era posible que si la resolución era equilibrada e incluía referencias a la incitación y al terrorismo, era posible que Estados Unidos no la bloqueara, siempre que fuera equilibrada y justa. Eso es una práctica estándar con las resoluciones en el Consejo de Seguridad. Los egipcios y los palestinos y muchos otros entendieron que si el texto fuera más equilibrado, era posible que no la bloqueáramos. Pero también dejamos muy claro que el Presidente de Estados Unidos no tomaría una decisión final sobre nuestra propia postura hasta que viéramos el texto final.
No podríamos, con la conciencia tranquila, vetar una resolución que condena la violencia y la incitación y reitera lo que ha sido durante mucho tiempo el abrumador consenso y la opinión internacional sobre los asentamientos y pide a las partes que comiencen a tomar medidas constructivas para avanzar en la solución de dos Estados sobre el terreno.
- En última instancia, dependerá del pueblo israelí decidir si los ataques inusualmente acalorados que las autoridades israelíes han dirigido hacia este gobierno sirven mejor a los intereses nacionales de Israel y su relación con un aliado que ha sido firme en su apoyo, como describí. Esos ataques, junto con las acusaciones de una conspiración dirigida por Estados Unidos y otros reclamos fabricados, distraen la atención de lo que realmente es el contenido de este voto.
- Todos entendemos que Israel enfrenta serias amenazas en un área muy difícil. Los israelíes están preocupados con razón por asegurarse de que no haya un nuevo refugio terrorista al lado de ellos, a menudo haciendo referencia a lo que sucedió con Gaza, y lo entendemos y creemos que hay maneras de satisfacer esas necesidades de seguridad. Y los israelíes están plenamente justificados en desacreditar los intentos de deslegitimar su estado y de cuestionar el derecho a la existencia de un estado judío. Pero este voto no fue sobre eso. Fue sobre las medidas que israelíes y palestinos están tomando que están haciendo cada vez más difícil la posibilidad de conseguir una solución de dos estados. No fue sobre hacer la paz ahora con los palestinos, sino de asegurar que la paz con los palestinos sea posible en el futuro.
- Estados Unidos y el Cuarteto de Oriente Medio han pedido repetidamente a ambas partes que demuestren de manera independiente un compromiso genuino con la solución de dos Estados, no sólo con palabras, sino con acciones y políticas reales, para crear las condiciones para negociaciones significativas. Hemos pedido a ambas partes que tomen medidas significativas en el terreno para revertir las tendencias actuales y enviar un mensaje diferente -un mensaje claro- de que están preparados para cambiar fundamentalmente la ecuación sin esperar a que la otra parte actúe.
Hemos pedido a los palestinos que hagan todo lo que esté a su alcance para poner fin a la violencia y la incitación, incluida la condena pública y sistemática de los actos de terrorismo y el cese de la glorificación de la violencia.
- Sobre la base de mi experiencia con ambas partes en los últimos cuatro años, incluidos los nueve meses de negociaciones formales, los problemas centrales pueden resolverse si el liderazgo de ambas partes está comprometido a encontrar una solución. Al final, creo que las negociaciones no fallaron porque las brechas fueran demasiado grandes, sino porque el nivel de confianza era demasiado bajo. A ambas partes les preocupaba que las concesiones no fueran recíprocas y tuvieran un costo político excesivo. Y el profundo escepticismo púbico sólo hacía más difícil asumir riesgos.
En los últimos dos años y medio, he probado ideas con actores regionales e internacionales clave, incluyendo nuestros socios del Cuarteto. Creo que lo que ha surgido de todo esto es un amplio consenso sobre principios equilibrados que satisfagan las necesidades fundamentales de ambas partes.
Todo el mundo entiende que las negociaciones serían complejas y difíciles, y nadie puede esperar que se pongan de acuerdo sobre el resultado final de antemano. Pero si las partes pudieran por lo menos demostrar que comprenden las necesidades más básicas de la otra parte -y estuvieran potencialmente dispuestas a satisfacerlas si las de ellas también se satisfacen al final de amplias negociaciones- tal vez entonces se pueda establecer la suficiente confianza para permitir que comience un proceso significativo.
Es con ese fin que ofrecemos los siguientes principios: no prejuzgar ni imponer un resultado, sino proporcionar una posible base para negociaciones serias cuando las partes estén listas.
- Proporcionar fronteras internacionales seguras y reconocidas entre Israel y una Palestina viable y contigua, negociada sobre la base de las líneas de 1967 con permutas equivalentes mutuamente acordadas.
- Cumplir con la visión de la Resolución 181 de la Asamblea General de las Naciones Unidas de dos Estados para dos pueblos, uno judío y otro árabe, con reconocimiento mutuo y plena igualdad de derechos para todos sus ciudadanos respectivos.
- Proporcionar una solución legítima, acordada, justa y realista a la cuestión de los refugiados palestinos, con asistencia internacional, que incluya indemnizaciones, opciones y asistencia para encontrar hogares permanentes, el reconocimiento del sufrimiento y otras medidas necesarias para una resolución global compatible con dos estados para dos pueblos.
- Proporcionar una resolución acordada para Jerusalén como la capital internacionalmente reconocida de los dos estados, y proteger y asegurar la libertad de acceso a los sitios sagrados de acuerdo con el status quo establecido.
- Satisfacer las necesidades de seguridad de Israel y poner fin a la ocupación, asegurando que Israel pueda defenderse eficazmente y que Palestina pueda proporcionar seguridad a su pueblo en un estado soberano y no militarizado.
- 6. Poner fin al conflicto y a todas las reclamaciones pendientes, permitiendo una normalización de las relaciones y una mayor seguridad regional para todos, como prevé la Iniciativa de Paz Árabe.